El día antes, con las mariposillas en el estómago, reposando y viendo una película para despejar la cabeza. Dormí bien y el día pintaba bien en cuanto a sol y aire. No se podía pedir más.
Según los planes, a las 8:15 recogemos a Javi, luego al Chino y salimos para Aranjuez, (nos acompaña mi mujer, que no quiere perderse mi debut). En el coche, nuestro habitual “humor infantil“, nos hace olvidarnos un poco de los nervios en el camino. Nos acordamos de Abel, se ha ido a hacer una “machada” por ahí, Cómo le irá?
Poco después de las 9 estamos aparcando en Aranjuez, muy cerquita de la salida, así que vamos a por los dorsales, y a tomar un café para calentar el cuerpo, porque el tímido sol aun no es capaz de calentar el ambiente y hace un frío de la leche.
Nos cambiamos, y vamos a calentar, menos el Chino, que dice que no, aunque se viene con nosotros, pero andando. En realidad a lo que vamos es a mear otra vez más…
A las 11 en punto, dan la salida. Ya no hay mariposas en el estómago que valgan, ahora solo vale correr, y como nos hemos quedado por el medio, el primer kilómetro nos le pasamos esquivando gente.
Miraba el reloj constantemente, pues no quería pasar de 5, me lo habían advertido, pero siempre que miraba, íbamos a 4:40, 4:50. Bueno, parece que vamos muy bien, incluso tengo fuerzas para apretar un poquito más. Me contengo.
Nos las prometíamos muy felices en el café de antes
Km 4. Todavía íbamos frescos...
... aunque cada vez menos
Entonces
Seguíamos adelantando gente, con un ritmo constante, y no pensaba en nada relacionado con la carrera, entonces cuando iba bien, claro. Los primeros 8-9 kilómetros se pasan volando, y entonces, empiezo a pensar, (malo). Que si ya casi estamos en la mitad, que cuando llegará el km 11… Pero antes llega el 10, y empiezo a notar cansancio. Ya cuando miraba el reloj, veía aparecer el 5, y pensaba que me estaba reservando para los 3 kilómetros finales. Llegamos al 12, y la jodida cabeza me avisa: “psss, aquí tienes tu particular muro, macho”. Además parece que pica un poquitín hacia arriba, y claro, de este detalle, se da cuenta la cabeza también. En esto andábamos mi cabeza y yo, cuando llegamos al 13, y entonces, en un movimiento de despiste, me tomo la glucosa, y seguimos avanzando, cualquier cosa con tal de evitar entrar en una conversación con ella, porque yo tenía las de perder. Intento contemplar el paisaje, muy bonito por cierto, y buscaba los puntos kilométricos, que cada vez tardaban más en llegar…
Llega el 14, el 15, ya vamos descontando, que queda?, nada, esto está hecho… Agggmigo, ya cuando miraba el reloj, 5:30 – 5:40: PETARDAZO. El Chino, que me acompañó durante toda la carrera se me escapaba poquito a poco, y cuando miraba atrás, buscándome, tenía que aminorar la marcha para no perderme. Venga, vamos, ya no queda nada, decía, (si explotaras…, decía yo). Quieres agua?, no, quiero llegar!!!. ¿Por qué tardan tanto en llegar ahora las señales que marcan los kilómetros?
Ahora, todos a los que habíamos adelantado al principio, nos adelantaban a nosotros, rabia, no podía apretar más. Vaya 3 últimos kilómetros, que largos. Yo creo que los midieron mal, porque se me hicieron más largos que los 8 primeros…
Por fin vemos la puerta que marca el km 21. Mira, dice el Chino, ya lo tienes!!!. Apreto lo que puedo, que es poco, pero con la meta en la vista, ya no hay dolor. Nos acercamos a la meta, un escalofrío me recorre el cuerpo, y mi compañero me da la mano, (este tío…). Objetivo cumplido, reto superado.
Busco a mi mujer que nos esperaba en la meta, y cuando llega me da un abrazo, (Que emocionante!!!), y nos hace unas fotos. Listo, vamos a estirar, que esto va a doler…
entrada en meta. Reto conseguido
Posando con la alegría del momento
A por unas frescas!!!
Estadísticas de mi primera media maratón
Encontramos a Javi, que ya había hecho un amiguito nuevo, y estaba comentando la jugada con la gente.
Con el resuello recuperado, nos vamos a “toalletizar” al coche, (esto no llega ni a ducha francesa), para luego ir a tomar unas cañas con la gente del pueblo que andaba por allí. Ahora, buscar para comer, misión casi imposible.
Finalmente, comimos bien, en muy buena armonía, y riéndonos un montón hasta el previsible bajón, tras el cual decidimos que volver a casa era lo mejor.
Pues esto es la vivencia de un reto, que hace 2 años, me lo hubiera dicho alguien, y le hubiera preguntado por la caducidad de su medicación…
Ahora la cabecita, (si, la misma que en el km 12 me decía que no iba a poder), ya está apuntando a otras cosas que ahora mismo me parecen imposibles.
Quien sabe!?!
